El estadounidense Space Laces, uno de los productores de bass más influyentes de su generación, el americano vuelve a romper los esquemas con el lanzamiento de Vaultage 004, la cuarta y más ambiciosa entrega de su ya icónica serie de mixtapes. Con 32 tracks inéditos empaquetados en poco más de media hora, el productor demuestra por qué su nombre está escrito en la historia reciente del diseño sonoro dentro de la electrónica.

Desde hace años, cada lanzamiento de Space Laces es un acontecimiento en sí mismo. Su precisión quirúrgica, su forma de entender el ritmo como un arma y su capacidad para moldear el sonido hasta límites casi inhumanos han hecho de él uno de los creadores más respetados de la escena bass global.


El estadounidense no es de esos artistas que suelten música a la torera; cuando decimos que es un alquimista del sonido, hablamos con propiedad; cada creación tiene una identidad, suena a Space Laces, pero nunca suena igual. Desde Voltage 003, no hemos tenido demasiada música por su parte, pero la que hemos tenido es una obra de arte tras otra, como ‘Conquer’ el pasado año, ‘Rave Repeater’ o colaborando en el nuevo disco de Skrillex con ‘Recovery’.

Como decimos, es uno de esos artistas que está detrás de muchas creaciones y que seguramente ni sabemos, porque es una de las mentes creativas más grandes que tiene la música bass en estos momentos. Y sí, ‘Vaultage 004’ no es más que una prueba de ello, un sonido único, embarcado en una mixtape que no dura ni media hora, para el uso y disfrute de sus fans más acérrimos.

La nueva entrega de Vaultage es un viaje frenético que atraviesa el dubstep, el bass house mutante, guiños al trap, al glitch e incluso momentos de experimentación sonora pura como el techno. Lo que antes era una simple serie de IDs y ediciones internas, hoy se consolida como un proyecto que encapsula el alma creativa del artista: caótica, explosiva, impredecible.

Cada tema funciona como una cápsula autónoma, compacta y precisa. No hay relleno, no hay descanso: solo pequeñas dosis de energía concentrada, disparadas con la firma inconfundible del estadounidense. El resultado es un álbum que se escucha del tirón, como una experiencia pensada para sorprenderte pista tras pista.

Space Laces no está solo en esta aventura. ‘Vaultage 004’ reúne a algunos de los nombres más potentes del bass, nombres con criterio en la escena, no el que esté más pegado, si no gente con su misma creatividad y hambre. Empezando por su inseparable y amigo, Eptic, uno de los mejores productores de dubstep de los últimos tiempos, —y si me permitís, por el que sentimos debilidad aquí en Wololo Sound—.

La vuelta de uno de los genios más grandes que ha dado el género como es Getter. Tras sus apariciones, y el nuevo single, sumado a los b2b en Lost Lands o su aparición en Bassfest podemos decir que está de vuelta y menudo single con el que aparece en esta compilación. Tenemos también a otro de los clásicos, Dillon Francis, con el que experimenta, trayéndonos una especie de bass/mombathoon que es absolutamente genuino.

Como no, otro de sus inseparables, SVDDEN DEATH con el que tiene un grupo, MASTERHAND, (junto a Eptic). Además de Marshmello, que está poco a poco volviendo al dubstep, desde que se aliara con SVDDEN, (si es que alguna vez se fue). También de dos colaboraciones con las futuras promesas del género, G Jones y Control Freak, como decimos, colaboraciones totalmente pensadas y premeditadas.


Fiel a su estilo, Space Laces acompaña el álbum con una versión audiovisual que potencia la naturaleza hiperactiva del proyecto. El apartado visual juega con lo futurista, lo distorsionado y lo glitchy, elementos que han acompañado la estética del artista desde sus inicios y que aquí alcanzan su forma más pulida.

Con Vaultage 004, Space Laces no solo entrega un lanzamiento ambicioso: reafirma su posición como uno de los productores más vanguardistas, impredecibles y respetados de la música electrónica actual. En un panorama donde el bass está en constante transformación, él sigue siendo uno de los pocos capaces de marcar el ritmo, el sonido y el futuro del género.



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