En Lima vivimos una de esas jornadas que no solo se bailan: se sienten, se respiran y se recuerdan. Desde el primer kick quedó claro que esto no era una fiesta más; era la ceremonia previa, el calentamiento perfecto para lo que será el próximo Ultra Music Festival. Y vaya que la vibra se sintió como un adelanto del caos hermoso que nos espera.
El ambiente era puro techno y oscuridad elegante. Ese ADN tan característico de RESISTANCE: profundo, contundente, hipnótico. Luces rojas cortando la neblina, visuales abstractas que parecían sincronizarse con cada build-up y un público entregado desde el primer minuto. Todos entendían lo mismo: esta noche era para soltar todo.
Los DJs no fallaron ni una sola vez. Sets intensos, transiciones filosas y un manejo del tempo que te hacía perder la noción del espacio. Fue esa clase de noche donde cada break te dejaba suspendido en el aire y cada drop te devolvía al piso como una avalancha. RESISTANCE tiene ese poder: te arrastra, te eleva y te destruye mentalmente… pero con placer.
La puesta en escena fue un espectáculo por sí misma. Vastion, como siempre, demostró por qué es el pilar detrás de producciones imponentes del circuito electrónico en este lado del mundo. Sonido impecable, iluminación calculada al milímetro y un diseño visual que estuvo simplemente a nivel Ultra. Nada fuera de lugar, nada improvisado. Solo perfección.
Y también, un agradecimiento enorme a BAN, cuyo apoyo y trabajo en este país ha sido fundamental para que fechas como esta no solo existan, sino que evolucionen. Se notó el respaldo, se notó la gestión, y se sintió la ambición de hacer crecer esta escena con fuerza.
El público… una locura hermosa. Caras iluminadas por los láseres, manos arriba, gritos que se mezclaban con el bajo. Una multitud conectada, entendiendo que RESISTANCE es más que música: es una cultura, una hermandad nocturna que vive esperando estos instantes.
Korolova regaló uno de esos sets cargados de emoción y pulso melódico que conectan con el alma. Su firma estuvo presente en cada progresión: líneas de synth expansivas, crescendos que parecían abrir el techo y un groove constante que mantuvo al público en un trance elegante. Fue una presentación llena de sensibilidad, precisión y una energía luminosa que contrastó —de forma perfecta— con la oscuridad más cruda que vino después.
Adam Beyer, el comandante del techno, el hombre que convierte cualquier pista en un ritual. Desde el primer kick dejó claro que venía a dominar. Su set fue contundente, denso, cargado de capas y percusiones que golpeaban como un martillo bien afinado. Cada transición fue quirúrgica y cada drop desataba una ola de euforia que recorría toda la sala. Beyer entregó exactamente lo que se espera de una figura histórica del género: liderazgo absoluto, autoridad sonora y un viaje sin pausas que incendió RESISTANCE de principio a fin.
Si RESISTANCE fue así, imagínate lo que viene en Ultra.
No fue solo una fiesta.
Fue un mensaje.
Una advertencia.
Un recordatorio de que cuando RESISTANCE aparece, el techno toma el mando y el mundo entero late al mismo ritmo.
Corresponsal Lima: Cesar Campos






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