Lima volvió a vibrar este fin de semana con uno de esos eventos que quedan tatuados en la memoria colectiva de la escena electrónica peruana. Carl Cox —la leyenda, el maestro, el titán del techno— volvió a Perú con un extended set de casi cuatro horas que mantuvo a todo el público conectado desde el primer beat hasta el cierre. Y sí… dijo su mítico “Oh yes, oh yes!” como veinte veces, para delirio total de la gente.

La jornada tuvo un condimento especial: ANNA Tur, quien ofreció un set lleno de energía, clase y groove mediterráneo, preparando el terreno perfecto para la explosión sonora que vendría después con Cox.

Ambos artistas entregaron actuaciones memorables y demuestran por qué siguen marcando el rumbo del underground global.

La jornada tuvo un condimento especial que elevó todo el ambiente a otro nivel: ANNA Tur, una artista que entiende perfectamente cómo construir un viaje sonoro con elegancia y autoridad. Su set fue una combinación impecable de energía pura, clase musical y ese groove mediterráneo tan característico de ella, donde cada transición parecía llevar un sello propio, cuidado y profundamente sentido.

Desde su primera mezcla, ANNA logró encender la pista con un ritmo hipnótico que invitaba a moverse sin pensar demasiado, dejando clara su experiencia, su madurez artística y su capacidad para leer el público con precisión quirúrgica. Fue ese tipo de presentación que va subiendo escalón por escalón, sin prisa pero con contundencia, preparando cada momento para lo que vendría después.

Y cuando llegó el turno de Carl Cox, la explosión estaba lista. La energía acumulada gracias al trabajo de ANNA se transformó en un estallido masivo: gritos, manos al aire, sonrisas, sudor y ese caos hermoso que solo los grandes maestros del techno saben despertar.

Ambos artistas regalaron actuaciones memorables, cada uno desde su esencia y su propio lenguaje musical, demostrando una vez más por qué siguen marcando el rumbo del underground global. No es casualidad que sus nombres aparezcan una y otra vez encabezando festivales, clubes y tours alrededor del mundo: lo que hacen no es solo mezclar música, es contar historias y crear momentos que se quedan con uno para siempre.

Una noche donde Perú no solo bailó: se conectó, vibró y confirmó que está listo para seguir recibiendo lo mejor del techno internacional.

Lo positivo: la vibra ideal para un domingo electrónico

  • El público, impecable: entregado, respetuoso y conectado de inicio a fin.
  • El venue, lleno pero sin sensación de sobreventa —un equilibrio raro y muy bien logrado.
  • Los artistas, gigantes: ANNA Tur sólida y envolvente; Carl Cox simplemente demoledor.
  • Los tragos y cocteles, bien alineados con el calor veraniego limeño, perfectos para acompañar un sunset vibrante.

Lima volvió a demostrar que ama la electrónica con pasión, que vibra con sus artistas y que está más que lista para seguir recibiendo gigantes de la escena.

Carl Cox regaló una masterclass extendida. ANNA Tur puso la casa a punto. El público hizo el resto.

Un domingo que terminó siendo histórico.

Fotos, Videos y Nota : Cesar Campos





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